Dios es Amor

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SEPTIEMBRE: MES LA SANTA BIBLIA

 

Bibliografía: catholic.net y catholic-link.com

La Iglesia Católica llama a comprometerse profundamente con el conocimiento de la Santa Biblia.

Para los cristianos católicos setiembre es el mes de la Biblia ya que el 30 es el día de San Jerónimo, hombre quien dedicó su vida al estudio y traducción de la Biblia del griego y hebreo al latín.

Esta traducción se conoce como “La Vulgata” (de vulgata editio, que significa “edición para el pueblo”), la cual ha sido el texto bíblico oficial de la iglesia católica romana hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979.

Este profundo conocimiento de la Palabra permite afrontar los desafíos que requiere la Nueva Evangelización. Durante este mes, es prioridad que todas las comunidades cristianas o grupos familiares, desarrollen algunas actividades que permitan acercarse mejor y más provechosamente a la Palabra de Dios.

¿Cómo leer la Santa Biblia?

Hay que leer la Biblia, pero siguiendo un orden. La Palabra de Dios guarda los bienes más preciados para el ser humano, pero para que estos den fruto, es necesario leerla bajo la acción del Espíritu Santo, con un corazón abierto a Dios y con la humildad requerida para reconocer que no podemos entender todo, y necesitamos de Él.

A continuación, una breve guía para leer la Biblia con provecho.

1. Leerla con propósito

¿Por qué leemos la Biblia? Los motivos pueden ser diversos, sólo por curiosidad o por el motivo principal: un sincero encuentro con Dios. Orígenes, Padre de la Iglesia, nos enseña que existen varias dimensiones en el sentido de las Escrituras, nos habla de un sentido literal, un sentido moral y un sentido espiritual. Cada uno de ellos es importante. El sentido literal nos permite entender el contexto, el sentido moral nos instruye en el cómo vivir la Palabra y el sentido espiritual nos lleva hacia el encuentro personal con el Espíritu Santo del que nos habla de Cristo. Esta es la clave, toda la escritura santa nos conduce hacia el Señor.

2. Leerla a la luz del magisterio

La Biblia de ninguna forma es una escritura prohibida, pero si la leemos sólo con nuestro propio criterio además de no comprender, nos podemos confundir. Es indispensable leerla en sintonía con el magisterio de la Iglesia. Al respecto, el Papa Benedicto XVI  decía que «no podemos leer solos las Escrituras porque encontramos demasiadas puertas cerradas y caemos en errores. La Biblia fue escrita por el Pueblo de Dios y para el Pueblo de Dios. Solo en esta comunión con el Pueblo de Dios podemos entrar realmente con el «nosotros» en el núcleo de la verdad que Dios mismo nos quiere decir». Es muy útil leer Biblias que contengan comentarios.

3. Conocer su estructura

La Biblia es como una biblioteca de 73 libros, lo cual no es sencillo. Antes de leerla es importante conocer que se divide en dos partes: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento habla de la creación del mundo, el llamado de Abraham y la historia del pueblo de Israel. También incluye los libros llamados proféticos y sapienciales. El Nuevo Testamento habla de la vida y muerte de nuestro Señor Jesucristo, la vida de los primeros cristianos y las cartas de los apóstoles. Hay que ver el índice, revisar cómo está estructurada, cómo están colocadas las notas y qué libro sigue al otro. También se puede optar por una mirada cronológica, como para ubicarse en el espacio y tiempo del libro escrito. De esta forma se reconocerá el terreno, como al ingresar a una biblioteca enorme y se va reconociendo en qué lugares han sido ubicados los libros y por qué temas. Así se facilita la ubicación de los temas en la Biblia.

4. Seguir un orden

En la Biblia no siempre se empieza por primera hoja. No existe una manera u orden “obligatorio” por donde comenzar a leer. Sin embargo, muchas personas comienzan por el Génesis y al cabo de un tiempo terminan abandonando la lectura (y ya no regresan), ya sea porque la lectura se les hizo pesada, o porque no entendieron nada. Si se va a  leer por primera vez y se busca sacarle provecho, las enseñanzas coinciden en que es mejor empezar por el Nuevo Testamento y siguiendo este orden. Tal vez te parezca extraño empezar por la Primera Carta de San Juan: esta carta es una verdadera buena nueva, la carta de San Juan fue escrita con la intención de comunicar a los hombres que Cristo nos ha salvado, que su amor es infinito y que vive para siempre. Es un gozo empezar a leer un libro que no cuenta cualquier historia sino que cuenta la historia de Dios y la humanidad, y  esta historia es una verdadera historia de amor.

Plan de lectura del Nuevo Testamento:

1ª Carta de san Juan, Evangelio de san Juan, Evangelio de san Marcos, Las cartas de san Pablo: Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª Tesalonicenses, 1ª y 2ª Timoteo, Tito, Filemón; Evangelio de san Lucas, Hechos de los Apóstoles, Carta a los Romanos, Evangelio de san Mateo, 1ª y 2ª Carta a los Corintios, Hebreos, Carta de Santiago, 1ª y 2ª Carta de San Pedro, 2ª y 3ª Carta de San Juan, Carta de San Judas, Apocalipsis, 1ª Carta de San Juan. Evangelio de San Juan.

Plan de lectura del Antiguo Testamento:

Génesis, Éxodo, Números, Josué, Jueces, 1° Samuel,  2º Samuel,  1º Reyes,  2º Reyes, Amós, Oseas, Isaías (1-39) , Miqueas, Nahúm, Sofonías, Habacuc, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Abdías, Isaías (40-55), 1º Crónicas, 2º Crónicas, Esdras, Nehemías, Ageo, Zacarías, Isaías (56-66), Malaquías, Joel, Jonás, Rut, Tobías, Judit, Ester, Eclesiástico, Cantar de los cantares, Job, Eclesiastés, 1º Macabeos, 2º Macabeos, Baruc, Daniel, Sabiduría, Levítico, Deuteronomio.