Dios es Amor

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LA PALABRA DE DIOS: ANTIGUO TESTAMENTO

Bibliografía: catholic.net

El Antiguo Testamento posee 46 libros inspirados. Para el pueblo judío, “La Ley” (A.T.) regía todo. Era tanto la manifestación de la voluntad de Dios como la expresión de su propia cultura e historia. En la Ley, los judíos pensaban encontrar la vida (Dt 10,13; Jn 5,39).

Para los católicos no es lo mismo. Existe también el Nuevo Testamento. Para un católico no basta decir: “Está escrito en la Biblia”, mas bien siempre se debe preguntar: “Esta enseñanza ¿está en el Antiguo o en el Nuevo Testamento?”. Todos los cristianos pertenecen al Nuevo Testamento y no al Antiguo.

Sin embargo, el Antiguo Testamento también posee valor en el catolicismo, pero en otra dirección.

1.- EI Antiguo Testamento (La Ley) manifiesta la superación con respecto a las costumbres y religiones de la época.

Cuando Dios interviene, lo hace para elevar al hombre. Es decir, toda la acción de Dios en favor de su pueblo, se dió para transformar sus costumbres en una obra de continua educación. Los escritos del Antiguo Testamento son el reflejo de la pedagogía de Dios.

2.- El Antiguo Testamento es inferior al Nuevo Testamento.

En realidad el Nuevo Testamento enseña que no sólo no hay que hacer al adversario un daño mayor del que se recibió, sino que hay que perdonarlo y amarlo, imitando a Dios (Mt 5,38-48, Le 6,27-31).

Con el Nuevo Testamento se aclara la verdad de la existencia de un solo Dios en tres personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ante cualquier problema, hay que preguntarse: “¿Qué dice el Nuevo Testamento?”.

3.- El Nuevo Testamento interioriza y supera al Antiguo.

El Antiguo Testamento es una superación de la mentalidad y las costumbres de la época. Por ejemplo, los antiguos pensaban que existían dos clases de personas, animales y cosas: las que pertenecían a Dios (sagradas) y las que no le pertenecían (profanas). Las primeras eran consideradas puras o santas; y las otras consideradas impuras, es decir que llevaban alguna mancha o pecado, en el sentido de que no estaban aptas para el culto.

El Antiguo Testamento (La Ley) tomó esta manera de pensar (Lev 8: consagración de los sacerdotes; Lev 11: distinción entre animales puros e impuros, ver nota en la Biblia Latinoamericana; Lev 4: pecados por ignorancia; etc.) y profundizó el concepto de pecado, aclarando que no era algo meramente casual (Is 1,16) o relativo al culto. Con el Nuevo Testamento se aclara que lo que hace impuro al hombre no es lo exterior, sino lo que sale del interior del corazón del hombre (Me 7,1-23).

Es en el Nuevo Testamento donde se llega a la madurez espiritual y así caen todas las normas del Antiguo Testamento. El cristiano maduro no necesita normas puntuales para solucionar sus problemas, al dejarse guiar por la Ley del amor encuentra la solución para todo.

Hay que aceptar el Antiguo Testamento, pero visto a la luz del Nuevo Testamento, interiorizado y perfeccionado, ya que la Ley del primero no sirve para nosotros. Al tener al Nuevo Testamento, se tiene todo.

Es muy distinta la situación de los cristianos a la que vivieron antes de Cristo o durante el tiempo en que vivió Jesús. Entonces existía solamente el A.T., por eso Jesús les enseñaba a vivirlo de una nueva forma, que corresponde al Nuevo Testamento.

4.- El Antiguo Testamento era una forma de religión provisoria para instruir la conciencia del pueblo de Dios hasta la llegada de Cristo (Gál 3,23-26).

La Ley del Antiguo Testamento se parece a una niñera que tiene poder sobre el niño sólo durante el camino para llevarlo al maestro.

Al llegar al maestro, la niñera no tiene más poder sobre el niño. El maestro es Cristo, Él es como un Nuevo Moisés y da una nueva ley (Mt 5,1 ss).

5.- El Antiguo Testamento presenta las sombras de la realidad que es Cristo Jesús (Mt 11,13; Col 2,17; Heb 10,1; Jn 3,14-15; Jn 6,49ss).

Los sacrificios, las ofrendas, el sumo sacerdote, el maná, la serpiente del desierto y el mismo Moisés eran sombra de la realidad que es Cristo Jesús. Él es el nuevo Moisés que da origen a un nuevo pueblo a través de una Nueva Alianza, sellada con su propia sangre. Para los miembros de este nuevo pueblo, Él “es el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). En este aspecto, el Antiguo Testamento permite comprender mejor el Nuevo Testamento.

6.- La Ley del Antiguo Testamento obligaba específicamente a los judíos que vivieron antes de Cristo. Al convertirse a Cristo, el judío ya no está obligado a cumplir toda la ley de Moisés, al igual que todos los cristianos (Rom 3 28-31; Hech 15,10; Ef 2,15; Gál 4, 4-5; Rom 7,4; Heb 10,9).

La ley de Moisés aplicaba solamente para el pueblo judío y antes de la llegada de Cristo. Para los cristianos es válida la Ley de Cristo, contenida en el Nuevo Testamento en plenitud.

7.- Los que creen en Cristo, no deben volver a la observancia de la Ley del Antiguo Testamento (Gál 5,1-6) y en especial a la circuncisión (Gál 5,3), al sábado (Col 2,16) y a los alimentos prohibidos (Col 2,21; Rom 14, 16-21; 1 Tim 4,3-5).

El cristiano es un hombre maduro. El Espíritu Santo lo guía y lo hace profundamente libre(Rom 8,15). Sabe que el Reino de Dios no es comida o bebida física; sino justicia, gozo y alegría en el Espíritu Santo (Rom 14,17).

8.- Conclusión: Hay que evitar las discusiones inútiles a propósito de la Ley (Ti 3,9).

Profundizar el sentido del Antiguo Testamento es útil no sólo para sostenerse en la fe, sino también para ayudar a los hermanos extraviados, para que con orientación y buena voluntad puedan regresar al camino verdadero.

El catolicismo no rechaza al Antiguo Testamento, sino que lo pone en su lugar. Los católicos aceptan los dos Testamentos o Alianzas como Palabra de Dios, que contienen el plan de salvación para toda la humanidad. Sin embargo, en el Nuevo Testamento se encuentra la plenitud de la verdad, mientras que en el Antiguo Testamento está la preparación para esta revelación.

Para una auténtica vida cristiana, también es muy útil también el Antiguo Testamento, ya que en este se descubre la pedagogía de Dios para formar a su pueblo, se encuentran oraciones sublimes como los salmos y se ofrecen grandes testimonios de entrega a Dios en los profetas y hombres piadosos.