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Bibliografía: catholic.net
El “Nuevo Testamento” está compuesto por una colección de 27 libros inspirados, escritos después de la Resurrección de Jesús. Mediante ellos conocemos a Jesús y la vida de la Iglesia primitiva.
Todo el N.T. se centra en la “Buena Noticia”: Jesús de Nazareth, nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios y Hombre verdadero; quien murió y resucitó para dar a los hombres una Vida Nueva que les mostró el camino que conduce a la verdad de la vida y fin del hombre: La Gloria del Padre junto a Cristo Jesús.
Jesús no escribió nada respecto a su vida o doctrina. Tampoco pidió a nadie escribir su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las gentes, para que todos los pueblos sean mis discípulos”. Por tanto, el Nuevo Testamento primero fue predicado, vivido y celebrado. Poco después, cuando las primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares de la vida y palabra de Jesús iban desapareciendo, entró la necesidad de poner por escrito esa fe y la predicación de los apóstoles y discípulos. El Nuevo Testamento surgió como resultado de la fe y predicación de las primeras comunidades cristianas. Este hecho es de suma importancia, ya que nuestra fe no puede fundamentarse sólo en la Biblia escrita, como lo hacen los hermanos protestantes. De hecho, es la Tradición (con el Magisterio de la Iglesia) la que nos garantiza la verdad de la Biblia y nos transmite todo el depósito de la fe (cf. 2 Tim 1, 1
El Nuevo Testamento tuvo dos etapas:
El más antiguo e importante catálogo de los escritos del Nuevo Testamento fue descubierto en el siglo XVIII por un estudioso, llamado Muratori. El Canon de Muratori data de mediados del siglo II. Este catálogo contiene 22 libros, entre los cuales se encuentran las 13 cartas de San Pablo. Todavía no es el Nuevo Testamento completo, pero fue el primer intento que conocemos para empezar a reunir los libros canónicos.
Asimismo, poseemos el testimonio de San Justino, que en su primera apología del año 150 nos dice: “El domingo, todos se reúnen, leen las Memorias de los Apóstoles, que se llaman los Evangelios”. Esto nos confirma que ya a mediados del siglo II estaban reunidos los cuatro Evangelios. El catálogo ya completo de los 27 libros canónicos del Nuevo Testamento lo encontramos hacia el año 400.
Los originales de los libros del Nuevo Testamento se perdieron muy pronto a causa de la escasa duración del material (papiro y cuero) donde fueron escritas a mano libros y cartas. Lo que ha llegado a nosotros son copias muy antiguas, hechas de pergamino u otro material, en gran cantidad de varios libros o colecciones (unos 3500 manuscritos). Entre las colecciones o códigos más antiguos del Nuevo Testamento en griego tenemos:
La versión en latín de la Biblia es la Vulgata, concluida por San Jerónimo en Belén, hacia el año 400. Ya en este momento, los libros del Nuevo Testamento se hallaban completos, y posteriormente esta versión de la Vulgata fue aprobada como oficial en la Iglesia Católica, en el Concilio de Trento, en el año 1570.